“NO ME CIERRE LA PUERTA, NI LA VENTANA”
No me cierres señora la puerta
ni la ventana,
Yo admiro en tu persona
sólo tus gracias,
De tu alma las virtudes
a mi me encantan
Yo se que eres buena
muy pura y casta.
Yo siento desde la calle,
tu voz alada,
Que sale como arpegios
de tu garganta,
y envidio los que viven
allá en tu casa,
Porque aspiran los perfumes
que siempre exhalas.
Yo quisiera ser de los tuyos,
De los que amas,
de esos que tú acaricias,
que tú agasajas,
de esos que te contemplan
allá en la casa.
Con la mudez sublime
De los que aman
Yo te quiero y te adoro
No me cierres señora la puerta
ni la ventana,
Yo admiro en tu persona
sólo tus gracias,
De tu alma las virtudes
a mi me encantan
Yo se que eres buena
muy pura y casta.
Yo siento desde la calle,
tu voz alada,
Que sale como arpegios
de tu garganta,
y envidio los que viven
allá en tu casa,
Porque aspiran los perfumes
que siempre exhalas.
Yo quisiera ser de los tuyos,
De los que amas,
de esos que tú acaricias,
que tú agasajas,
de esos que te contemplan
allá en la casa.
Con la mudez sublime
De los que aman
Yo te quiero y te adoro
porque me igualas,
Porque sé que amas mucho
Las rosas blancas,
Porque quieres las aves
Que dulce cantan,
Y adoras el arroyuelo
Las frescas aguas.
Yo te admiro señora
Porque me encantan,
De tu cuerpo las formas
Todo elegancia,
Y ese blanco tan puro
De tu garganta
Donde trinan las aves
Cuando tú cantas.
No te enojes señora
Porque te canta,
Este hombre que si comprende
Lo que es tu alma,
Preciosa urna de las virtudes
Puras y castas
Que han hecho dulces de la existencia
Horas amargas.
Culpa a dios que hizóte dueña
De tantas gracias,
Que te dio ese andar pausado
De las zagalas;
Que puso en tus mejillas
Color de grana,
En tu risa gorjeo de pajarillos
En las mañanas.
Yo se que eres buena,
Muy pura y casta
Pero no te esquives señora
De mis miradas,
No desprecies al hombre
Que siempre te ama,
No le cierres la puerta
Ni la ventana.
Betulia, mayo 18 de 1.914
Para quien fue hoy mi esposa, y fue la más pura y esquiva novia de mis amores: para ti mercedes.
Porque sé que amas mucho
Las rosas blancas,
Porque quieres las aves
Que dulce cantan,
Y adoras el arroyuelo
Las frescas aguas.
Yo te admiro señora
Porque me encantan,
De tu cuerpo las formas
Todo elegancia,
Y ese blanco tan puro
De tu garganta
Donde trinan las aves
Cuando tú cantas.
No te enojes señora
Porque te canta,
Este hombre que si comprende
Lo que es tu alma,
Preciosa urna de las virtudes
Puras y castas
Que han hecho dulces de la existencia
Horas amargas.
Culpa a dios que hizóte dueña
De tantas gracias,
Que te dio ese andar pausado
De las zagalas;
Que puso en tus mejillas
Color de grana,
En tu risa gorjeo de pajarillos
En las mañanas.
Yo se que eres buena,
Muy pura y casta
Pero no te esquives señora
De mis miradas,
No desprecies al hombre
Que siempre te ama,
No le cierres la puerta
Ni la ventana.
Betulia, mayo 18 de 1.914
Para quien fue hoy mi esposa, y fue la más pura y esquiva novia de mis amores: para ti mercedes.
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