viernes, 16 de julio de 2010

A LAZARO

“A LAZARO”

Yo no quiero pensar en tu partida
que abrió de nuevo la mortal herida
que tú hiciste en mi pobre corazón,
indiferentes para mí los años
sólo pienso en los negros desengaños
que sumieron mi alma en el dolor.

En mis noches de insomnio y de desvelo
elevo mi plegaria al Dios del cielo
pidiendo para ti su bendición,
cuando el dolor el pecho te taladre,
recordarás a tu sensible padre
y otra herida tendrá tu corazón.

Tú no sabes sentir como yo siento,
a pesar del desprecio te lamento
y tu imagen en mi alma llevo yo,
es que el amor de padre es muy sincero,
de nobles sentimientos, es venero
que no comprende el que jamás le amó.

Las lágrimas que embargan mi garganta,
son de amargura, de amargura tanta
que es imposible para mí vivir
es tú partida para mí un tormento,
tú no sabes, no sabes lo que siento
cuando pienso en tu oscuro porvenir.

Yo conozco del mundo su aspereza,
si derramo mi llanto de tristeza,
es lágrima de amor, lagrima mía,
no importa que por falta de nobleza,
el que no tiene cerebro en la cabeza,
de mi dolor en presencia ría.

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