“DEDICADOS A MI ESPOSA”
Cuando yo me este muriendo,
no te acerques a mi cama,
no quiero que veas el hueco
por do va a salir mi alma.
Deja que el cura se encargue,
que no me grite Jesús;
pero me ponga en la frente
con los óleos una cruz.
El perdón de los pecados
y la cruz son un consuelo,
a la vez que son las llaves
para las puertas del cielo.
Y después que me sepultes
no vayas al cementerio,
yo no quiero verte triste
en el lugar del misterio.
Si acaso resuelves ir
reza en mi tumba pacito,
no vaya a ser que te sienta,
porque entonces resucito
Y al mirarte cerca a mí
no puedo quedarme quieto
allí te puedes morir
en brazos de mi esqueleto
Betulia, Marzo 3 de 1937
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